domingo, 12 de julio de 2015

Despedida UVa


Terminar una carrera universitaria implica iniciar un rito de siglos de historia que más o menos he resumido en el este vídeo subtitulando la película del Show de Truman. 

Llega la graduación, las puestas de gala, la cena de promoción, los discursos, la exaltación del compañerismo y cómo no la atribución de tus méritos por parte de la institución (Algo así como si el fabricante de raquetas de Nadal se atribuyera sus Roland-Garros) a la que representan tus profesores de la facultad cubiertos por togas y unos gorros con flecos culminados por un pom pom de lo más extravagantes. 

Patéticos discursos explicativos de cómo para ellos se supone que han sido los últimos seis años. Cosa que no deja de reafirmar la desconexión absoluta de la realidad que tienen en la Universidad. A día de hoy sigo pensando tras escuchar semejantes consomés verborréicos si me confundí y fui a la graduación de otra facultad de medicina distinta a la mía...

Un acto de más de tres horas de duración que mantuvo al límite a muchos padres prostáticos. En el que se incluían una clase magistral sobre las bases moleculares del cáncer ("muy acertada" por cierto para los médicos sangre sucia, es decir, no hijos de médicos, cuyos padres estaban en el acto), el gaudeamus, las palabras del decano y del vicerrector (animándonos a hacer física para completar nuestra formación médica ¿Desconexión?).

Superados los formalismos piensas que te puedes ir, pero no. Todavía queda pagar el recibo del título y recoger el expediente. Señores del pom pom en la cabeza si pretenden hacer una universidad plural e internacional, por favor permitan hacer todos estos trámites a distancia. 

Pese a todo parece que ahora que han cerrado los expedientes se acerca ese momento de por fin poder decir: Por si no nos vemos luego Universidad de Valladolid. Buenos días, buenas tardes y buenas noches.

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