Empieza la era POST-MIR y creo que ha llegado el momento de
poner a la altura que se merece a los Colegios Mayores.
¿Cole qué? Ahhh vaaale, residencias Universitarias.
ERROR. Lo primero que quiero transmitir es que un Colegio
Mayor es mucho más que una llave y un número. Hablar de Colegio Mayor es hablar
de un ritmo de vida frenético, de respeto, formación humana, humildad,
colaboración, y sobre todo de valores.
Una maquinaria potentísima de crecer día a día con la gente
con la que convives hasta el punto de no poder diferenciar el conjunto de las partes.
Conocí el Colegio Mayor Peñafiel, cuando la llamada de la
capital castellano leonesa me rescató del grado de biología en Alcalá de
Henares para empezar la licenciatura de medicina. De la que sólo el acojone de independizarte y el hecho de localizar
Valladolid en el mapa inició una aventura tan fortuita como
inolvidable.
Apenas consciente de qué narices era eso de la Universidad
entré de lleno a un universo académico distinto. Un couching que debería ser
obligatorio para todo universitario que empieza su carrera, porque vivir en la
universidad siempre es un plus.
Por eso cuando en un sitio no sólo te lo has pasado bien sino
que te ha impregnado más allá de lo profesional, calando hasta el punto de
poder perderte con sentimentalismos. Para mí es casi una obligación compartirlo, ahí os va la verdad del Colegio mayor Peñafiel en un resumen de mis primeros tres años de novato.
Para los indecisos entre quedaros a estudiar en casa o iros
fuera. Dentro vídeo!!!
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