El último módulo se estaba acoplando con problemas, no obstante había que seguir con el proceso. Era un punto de no retorno. No se podía abortar la misión porque había muchos intereses en juego. Aún así, no contentas con ello, al verse de alguna manera amenazadas en su área de control hicieron que saltaran todas las alarmas.
El capitán desconcertado hizo un cambio de rumbo, ¿El núcleo estaba en riesgo? ¿Estábamos haciendo las cosas mal? La información que llegaba era confusa, pero parecía muy sólida, lo que provocó que se activaran los refrigeradores para bajar la temperatura. Estaba todo tan tensionado que parecía que por un momento u otro iba a estallar.
Sin embargo, el hecho de congelar todo permitió coger aire y contrastar la información de todos y cada uno de los indicadores de los diferentes módulos, que resultó en una grata sorpresa y un caluroso apoyo, identificando que el código utilizado para desestabilizar la nave era el minoritario. Lo que final permitió descifrar el mensaje y recuperar los mandos. Liberar el módulo inestable y aguantar las turbulencias. Porque si hay algo que aprender de todo esto es: Perdón, gracias y he sido yo. Quizás por inocente o quizás por inexperto, pero con un brindis a saltar más alto y mejor, junto a todos aquellos que no pierden la sonrisa ni el afecto ni siquiera en los peores momentos.
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