viernes, 5 de agosto de 2016

Así de sencillo

Metido entre cuatro paredes. Enfadado con la vida por no entenderla. Recriminando su incomprensión a los que le rodeaban. Escapando de sí mismo volcándose en el trabajo, porque ya no se reconocía ni en el espejo.

Había olvidado lo que significaba la amistad, tanto que tuvo que acudir al diccionario: Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato.

Así es, cuando se descuida durante mucho tiempo se va consumiendo poco a poco. Lo mejor o peor de todo, según se mire, era que ya había pasado antes por esto. Así que dejó las cosas zanjadas reflexionando en voz alta, con total serenidad. Porque si tú ni siquiera sabes a dónde quieres llegar es difícil que lo sepan los demás.

Es precisamente en estos casos en los que me gusta volver al olor a hierba mojada, pero no por lágrimas, sino de alegría. Porque como algunos poco a poco van descubriendo deglutir problemas no es la solución. Pienso lo mismo que escuché el otro día en la radio “hay demasiados oncogenes para encima tener que preocuparnos por tonterías”. Por eso mejor dejarlas volar y si hay que comer, se come.

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