Salir a la calle, después de comer, cuando la ciudad entera está recogida, haciendo el recorrido que 4 años antes fue pregrinaje para reunirte con tu panda de amigos.
Ahora era muy diferente, camino del Hermintage, coger el metro para llegar a banco de españa, ver la Castellana, la energía de la capital, el intenso billar del sol que con el frío de marzo se agradece para llevar sólo una cazadora.
Tras la visita al Prado con la gente del colegio mayor, vuelta al barrio con esas personas que pese al correr del tiempo sabes que están ahí, que pese a ser de ciencias les da igual la distancia, 200 que 1000 km.
Risas, cañas, ponerse al día de las historias de cada uno. Atisbando lo que puede ser el retorno tras 3 años de aventura pucelana.
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