La filosofía del todo vale vaciaba nuestras vidas de significado a la vez que éstas se llenaban con fentanilo. Agotadas las existencias, no quedaban caballos, riendas o carro del que tirar, sólo historias de perfectos gilipollas a la espera de una salida ordenada. Era el momento, en el que un cambio de gafas permitiría descubrir que hay gente con distintos pasados, sensibilidades e historias de superación.
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