El sistema estaba diseñado para no cambiar. Sin embargo, nos costó tiempo entender que nosotros éramos el propio sistema, que la responsabilidad era nuestra y que la virtud radica en seguir tejiendo sonrisas cada segundo. Porque la energía se genera tanto por fusión como por fisión mediante el resarcimiento de convertir las cosas pequeñas y los momentos fortuitos en gritos de felicidad.
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