Se soltó de la mano y con pasos dubitativos comenzó a caminar, tanto tiempo diciéndole lo que tenía que hacer que el hecho de enfrentarse él sólo le suponía algo completamente extraño, pero pronto el miedo se desvaneció, descubriendo que todo estaba a su alcance y que lo principal no eran los conocimientos sino las aptitudes. Abogando clandestinamente en un mundo de sapiencia deshauciada por retornar a ese ateneo que un día se llamó universidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario