De repente, la realidad te golpea en la cara, y sin darte
cuenta te hace consciente de tu posición en el tiempo y en el espacio. Así, juntos, volvimos a sentarnos en la misma mesa, recodando a través de
las meta historias, los pasos, que si bien una vez fueron puntos de corte, vectorizaron del blanco al negro por todo un
espectro de grises, de los que me alegro de haber sido partícipe. Pero sobre todo tanto antes como
después, comprobar, que no hemos perdido la cordura ni las ganas de tomar una
cerveza.
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