Jugando encontramos la manera de experimentar lo que nos habían prohibido, de decirnos aquello que no queríamos escuchar y de aprender los valores por ensayo y error. Sin embargo nos hacemos mayores y pensamos que desde la cresta de la ola sólo hay que dirigir la tabla donde nos interesa, no tengo certeza de dónde vamos, pero sí que en un tiempo y espacio limitado merece la pena resurgir de la irrelevancia para reírnos de nuestros errores, perdonar como virtud, cuestionar la prepotencia y con más bagage que nunca iniciar otro nuevo viaje a nosotros mismos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario