jueves, 26 de abril de 2018

Magnetismos

Voces de gente, mucha gente. Todo lo que se sentía era el calor de dos polos repeliéndose. 

-De repente, tú y sólo tú, sin dado, sin tablero, jugando detrás de sacádicas miradas y de medias sonrisas. Indirecto e indiscreto caminar, entre puertas que abren y cierran. 

Seguían las voces de los niños perdidos. 

-Sólo, pero contigo, comulgaba mi verdad en mi laberinto de cuatro paredes. 

Le habían convencido de que sobraba, de que era diferente, todos los días lo mismo. 

-Tú, conmigo, más voces, tres velas para encender dos estrellas, demasiada gente. 

Respiraba con dificultad y un movimiento convulsivo agitaba sus extremidades, no es posible ser lo que no se es: Mentira y verdad, jinetes de un mismo caballo. El último caballo.

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