martes, 29 de agosto de 2017

De Madrid al cielo

Cerro del Tío Pío (Distrito Puente de Vallecas)
Tensaba las riendas asustada, la plateada Luna, mientras atravesaba el viento del Céfiro. Dejando atrás centelleantes acuarelas, sobre el mar de cemento y ladrillo, que bañaba sus pies. Encendíanse una noche más los sentidos, para admirar lo que tantos otros habían admirado. Era su predilecta, de todos era sabido.

domingo, 13 de agosto de 2017

D6 y regreso

5.30 de la mañana dirección a la capital gallega. Por motivos de tiempo lo que normalmente se hace en 2 jornadas tuvimos que ajustarlo a una. Por esta razón nuestro final del camino eran 40 km. Una etapa muy psicológica sobre todo cuando en el desayuno nos quedaban los mismos km que al empezar las anteriores etapas.

Subíamos con amenaza de lluvia el Monte do Gozo. Donde se encuentra el albergue en el que se hospedó Juan Pablo II (JMJ de Santiago de Compostela 1992). Si el día está despejado a 4 km se puede divisar Santiago. Aunque precisamente el jarro de agua fría no vino del cielo, sino de cuando nos percatamos que en la parte final del camino los mojones no marcaban correctamente la distancia por desviarse el camino en la construcción del aeropuerto.
Catedral de Santiago de Compostela (Obradoiro)

Ni aun pareciendo uno de los integrantes de la Comunidad del anillo el mismísimo John Wayne por irritación del pantalón en los muslos.

Poco a poco nos fuimos adentrando en Santiago hasta detenernos frente a los arcos de la Azabachería. Cogimos aire y entre gritos de júbilo salimos corriendo para tirarnos en la plaza del Obradoiro ante la grandiosidad de la catedral.

Enseñamos la acreditación en la oficina del peregrino y con la Compostela en la mano aprovechamos para sacar los billetes de vuelta del día siguiente.

Para hacer tiempo visitamos siempre rodeados de pasacalles el parque de la Alameda, el Seminario Menor, pasando por el famoso mercado de Santiago. Para terminar comiendo pote gallego y tarta de Santiago con las correspondientes catas de albariño y orujos.

A última hora acudimos a la misa del peregrino en la catedral con la suerte de ver el botafumeiro en acción. Fue gracioso escuchar el asombro de un grupo de argentinos diciendo: “Ché, están locos” y a otro de japoneses maravillados exclamando: “oohh, oh, oh”. Al terminar abrazamos al Santo y despedimos remojándonos con estrella Galicia entre tapas de pulpiño, pimientos del padrón y queso de tetilla.

Al día siguiente en el Alvia, destino a casa, las aventuras pasadas iban retornando como pequeños fotogramas a mi cabeza, que no dejaba de pensar en las aventuras que nos deparará el futuro porque ahora es cuando realmente me toca continuar mi propio camino.