Canadá!

Junio del 2011, exámenes finales de 2º de medicina, me llega la carta de concesión de la beca MEC para estudiar en el extranjero un curso de 3 semanas en inglés. Tras buscar entre numerosas opciones y malgastar largas horas de estudio decidí como destino Toronto, una ciudad cosmopolita, con poquísima delicuencia, donde más del 75% de la población canadiense sus padres no son de procedencia canadiense. 

Con la ilusión de un niño pequeño esperaba que llegara el día de partir a las Américas el 17 de Agosto. Ya en Barajas empezamos a conocernos los pocos intrépidos que contratamos el mismo destino. Es curioso cómo personas que no se conocen de nada, de repente sus vidas son como dos rectas que debido a su pendiente confluyen en un mismo punto. 

Tras 7.30 horas de vuelo, llegamos al Toronto International Pearson. Donde nos despedimos hasta el día siguiente para ir en taxi hasta nuestras respectivas familias. La mía, una filipina y un canadiense, muy buena gente, desde el primer día nos dejaron la llave de la casa y nos hicieron una "barbacue" de recibimiento. Tras comprar el weekly, y tomar contacto con el subway torontoniano, nos acostamos para afrontar nuestro primer día de clase.

Desde ahí empezaron a forjarse buenas amistades, y empezó el momento de experimentar, probar, y desinhibirse de todo. 3 semanas para empezar desde el principio para ser tú mismo con gente que acabas de conocer. Tras visitar la CN Tower y ver el atardecer más impresionante de mi vida sobre la ciudad de toronto, decidimos contratar un viaje a las Niagara Falls, espectacular salto de agua entre la frontera canadiense y estadounidense. Paramos en el camino en una vinería para hacer una cata de vinos canadienses probando también el típico icewine que hacen con las uvas heladas.

Tras ver el High park, el lago Ontario, youngue street (la calle más larga del planeta) decidimos irnos a NY, tras previamente lavar la ropa en una laundry. 

El viaje fueron 10 horas de autobús para conocer la ciudad que nunca duerme, tras el paseo por la 7ª avenue y pasar la noche en el hotel con buchitos de vozka pasados por la aduana y después de conocer muchísima gente. Estar de vacile con el guía, tener que compartir habitación y cama con unas personas maravillosas. Resultó que al día siguiente un huracán llamado Irene decidió arruinar nuestros planes, pero aún así fue un viaje inolvidable.

Así fue como los supervivientes el Irene llegamos de nuevo a Toronto. El día siguiente lo pasamos en la isla de Toronto, un parque impresionante con unas vistas anonadantes, tanto de día como de noche. 

Después de reclamar el dinero a la compañía fueron diversas las elecciones, unos decidieron repetir el trip, otros simplemente escogimos la french canada (Otawa, Montreal y Québec). Esta vez me tocó ir a la aventura sin conocer a nadie, pero bueno en mi opinión en todos los sitios hay gente buena... Y efectivamente, fue el mejor viaje que he hecho hasta ahora, un ambiente genial tanto en las excursiones como en las noches de pubs. Vimos estas preciosas ciudades y la catarata más grande de Canadá:  Montmercy fall, así cono un crucero por las mil islas del río Saint Lauraint. Sin palabras... Incluso también hubo que afrontar en inglés explicaciones de orientación a un compañero de cama jajaja.

A todo esto en la escuela me cambiaron de clase siendo esta última mucho más práctica, con continuos debates entre nosotros, fue impresionante cómo de repente el nivel de inglés se eleva hasta tal punto que no te crees que eres capaz de estar hablando con tanta fluidez.

Así fue como pasaron los días y cuando nos quisimos dar cuenta ya era el momento de decir goodbye Toronto... El mismo taxi que nos llevó a casa nos recogió y nos dejó con las maletas en la T1 de nuevo. El avión de vuelta se retrasó tanto en el despegue como cuando llegamos a barajas y no podíamos aterrizar porque el tráfico aéreo estaba saturado, ya en Madrid caminando por la misma terminal, por el mismo pasillo, y por la misma puerta de embarque, ahora ya vacía, donde hacía 3 semanas esas personas que no se conocían de nada se encontraron por primera vez, genera unas sensaciones verdaderamente emocionantes y difíciles de describir, erizándote como si tuvieras frío, pero en realidad estás caluroso, lleno de buenos momentos, dulces experiencias, cosas inolvidables, paisajes impresionantes, naturaleza, rascacielos, ardillas, fiesta, risas, y huellas imborrables, que con cariño espero recordar.