Decidme ahora, Musas, dueñas de olímpicas moradas,
pues vosotras sois diosas, estáis presentes y lo sabéis todo,
cómo fue la historia del odre esférico que decidió la heroica contienda,
entre la chupa de cuero y el manto de armiño,
mientras el viento Céfiro de mayo anunciaba la fructífera primavera.
Ahora sí: Damas y caballeros, bienvenidos y por supuesto ¡No olviden sus apuestas!
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