jueves, 2 de enero de 2014

Mis matemáticas

Quizás todo quedara en función de los límites que nos acotaban. Barreras invisibles impidiéndonos formar nuestro propio infinito, o simplemente, la indeterminación de faltar números reales para contarnos.

¿El problema? Integrar el sumatorio de circunstancias. Con un diferencial lo suficientemente grande como para resultar en el suceso imposible que me ha hecho perder la orientación vectorial.

Es la paradoja de que los números imaginarios sean eso, imaginarios. Axioma que en su día la irracionalidad me hizo olvidar.

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