viernes, 29 de noviembre de 2013

Horizonte II

Una vez a la misma altura se giró para darme un sonoro beso en la mejilla, y mirando de nuevo el ocaso, me dijo: El perfecto final que da paso a la esperanza de la noche.

¿Esperanza?
La pregunté desconcertado.

Esperanza de que salga el sol de nuevo, me respondió devolviéndome la pregunta con una tímida sonrisa: Porque, ¿Saldrá mañana verdad?

Supongo… Contesté elevando los hombros y haciendo una mueca.

Más le vale, dijo angustiada. Lo que realmente me sorprende es que pasamos casi la mitad de nuestra existencia en la noche, y aunque soñamos para desprendernos de tanta oscuridad muchas veces nos encargamos de llenar la otra mitad de sombras. 

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