miércoles, 31 de octubre de 2012

Cuando te das cuenta…

De vez en cuando, en el momento que menos te lo esperas se enciende esa lámpara del salón que sólo se pone en las ocasiones en las que hay una cena importante en casa. Puede que sea porque simplemente viene la familia, o porque acabas de subir un escalón más de la madurez que nos da el aprendizaje con el tiempo. 

Porque, por supuesto que podemos equivocarnos, de hecho nuestra existencia no sería posible sin el error. Incluso si algo nos caracteriza es nuestra capacidad de ser perfectamente imperfectos, y es precisamente cuando se activa el gen de la estupidez supina el momento en el que la pifiamos.

Por ejemplo... Esa fiesta que te perdiste, la noche que no acompañaste a la chica que te gusta, el te quiero que no dijiste, la persona con la que te equivocaste, el amigo que simplemente descuidaste, el perdón que no pediste, ¿por qué?… La respuesta es fácil, porque somos gilipollas, animales capaces de tropezar tantas veces con nuestras propias miserias como golpes podemos darnos en las rodillas con el mismo pico de la mesa.

Darse cuenta de eso hace que empecemos a cambiar el significado del miedo, del no por respuesta y a valorarnos por el reflejo de nosotros que producimos en los demás. Como dice un conocido proverbio, la riqueza de las personas se mide en función de los amigos que tiene, pero no de esos virtuales que hay ahora, si no de aquellos que sabes que pase lo que pase, aunque estén en el otro confín del mundo están preocupados por ti y te quieren.

domingo, 14 de octubre de 2012

Orden


1. Lucha por tu libertad

2. Libérate de las cadenas de la superficialidad para ayudar al que más lo necesita

3. Sígueme