jueves, 6 de septiembre de 2012

Ójala no te hubiera conocido

Intentaba escribirla, pero cada vez que lo intentaba eran esas las palabras que enturbiaban mi mente. Quería olvidar lo que nos había sucedido, su pasotismo y abandono en el último año hacían que escribir una despedida fuera tan difícil como intentar controlar todo cuanto nos rodea. Aun quedándome con lo bueno, al escribir el primer párrafo los reproches corrían de nuevo hacia mi mente, tampoco era ese el momento de contar todo aquello que el silencio y el tiempo habían guardado. 

Cuánto daño en tan poco tiempo, aunque era cuestión de esperar para que las ascuas se consumieran en la chimenea, sin un buen leño de madera.

El problema era que ambas partes se habían hecho daño, con ese juego de indirectas, complicados pasos sin terminar y reproches que como dardos hirientes se clavaban en su ya maltrecha relación. Aunque se puede curar un corazón roto, se necesita ese apoyo extracorpóreo que deriva la sangre mientras dura la operación y si el otro no está dispuesto a avivar el fuego, aunque sea con un pequeño palo de madera, todo terminará en cenizas, y el electrocardigrama se parará, yéndose cada uno por su lado.

Es por eso que el hecho de mentir en una despedida me resultaba casi tan incómodo como no despedirse. Igual era quedarse con la incertidumbre de los cabos sueltos. Pero, ¿merecía la pena descoser el manto cuando el tiempo para tejerlo de nuevo ya se había agotado?

lunes, 3 de septiembre de 2012

Mierda!

De eso que vas en bici gritando a tu perra que corra por delante tuyo, y de repente se para en seco, abre las patas traseras y pone esa cara de esfuerzo. Das el frenazo, te echas las manos a la cabeza a los bolsillos y mierda ¡La bolsa!, rápidamente se te aparecen el ángel y el demonio, ¿Pero cómo vas a dejar eso ahí?, déjalo, déjalo si nadie te está....  Levantas la cabeza y ves a todo un grupo que está calentando para hacer running mirándote, sientes como 20 ojos se clavan en ti y en el demonio. 

A esto el pobre animal que a saber qué se había comido la noche anterior... Desde que se tragó una media entera y salió como una alpaca de heno de una cosechadora me espero cualquier cosa. 
Para darle emoción al momento se la quedó el último tronco colgando, y empezó la angustia, (quién tenga perro me entenderá), con el culo a rastras por el suelo, llorando, hacia unos arbustos de laurel al lado, para restregarse.


Piensa!, piensa!, rápido, a esto que el público se viene arriba, y la gente que pasa empieza a rodearte. Había un ciprés al lado y se me ocurrió cortar una rama y tratar de batear semejante colgajo. Y ahí estábamos hombre y animal más unidos que nunca, y claro si embarazoso era para mí que se alargara el calvario. No me quiero imaginar lo que estaba sintiendo el animal.

Poneros en situación: Aparte de que el espectáculo sea público. ¡Ese conglomerado de desperdicios está haciendo puenting desde vuestro conducto anal!... Horrible... Aunque en nuestro caso... El hecho de tener las extremidades superiores más desarrolladas y poder hacer el movimiento de oposición con el dedo gordo de la mano facilitaría las cosas... Pero aún así es angustioso. 

A todo esto la rama del ciprés no resultó como yo me imaginaba, porque el supuesto golpe en seco en el troncho marrón resultó en varios toques imprecisos, que sólo consiguieron aumentar la entropía de tan tierno momento lanzando detritus hacia todas las direcciones. 

Desestimado el ciprés, la tensión iba in crescendo, de vez en cuando se oía 5€ a que no lo recoge, 7€ a que lo recoge con las manos... 

Piensa!, piensa!, Rápido: Empieza por C, útil de papel con el que se limpia el culo a los niños en la calle, CLÍNEX!, a ver si en el bolso de la bici, EUREKA!, tras la maniobra de agarrar y tirar, mientras me daba un merecido ataque de risa, ya que tampoco vas a tirar bruscamente, poneros de nuevo en situación...

Ya con el kebap en la mano, porque de verdad esto parecía la feria de la tapa, con tanta gente al rededor mirando conseguí abrirme paso a la papelera y tirar tan sufrido y desgraciadamente poco valioso excremento.  
Tras semejante demostración de conciencia ciudadana, orgulloso de contribuir a la limpieza de los espacios verdes de mi ciudad esperaba una ovación de mi espontáneo público, o por lo menos que me dejaran decir unas palabras. Pero todo se disolvió como si de un flashmob se tratara quedando sólo como un entretenido momento de: Mierda! jajaja. 


Bonus track: El "Perro caga-niños", imagen encontrada en la elaboración de este post.